Una noche, Teo, un niño de tres años, le pide a su tío Daniel que le […]
Patricia Esteban Erlés
Patricia Esteban Erlés (Zaragoza, 1972) es profesora y columnista en Heraldo de Aragón.
Ha publicado tres libros de cuentos. El primero de ellos, Manderley en venta (2008), obtuvo el Premio de Narración Breve de la Universidad de Zaragoza en 2007 y fue seleccionado en el V premio Setenil. Su segundo libro, Abierto para fantoches (2008), ganó el XXII Premio de Narrativa Santa Isabel de Aragón, Reina de Portugal. En 2010 publica su tercer libro de cuentos, Azul ruso, en la Editorial Páginas de Espuma, que también estuvo seleccionado como uno de los candidatos al premio Setenil. Ese mismo año obtuvo el primer premio del concurso de microrrelatos organizado por la Revista Eñe. En 2012 publicó su primer libro de microcuentos, Casa de Muñecas, también en la editorial Páginas de Espuma.
Varios de sus cuentos han sido antologados en volúmenes temáticos como Vivo o muerto (2008), Perturbaciones (2009) o 22 escarabajos (Páginas de Espuma, 2009), y en antologías como Pequeñas Resistencias 5: Antología del nuevo cuento español (Páginas de Espuma, 2010), Madrid Negro (Siruela, 2016).
En 2017 ganó el Premio Dos Passos con su primera novela, Las madres negras.
Patricia Esteban Erlés habla de Patricia Esteban Erlés
En mi casa siempre hubo libros, que llegaban misteriosamente a las estanterías y que fui descubriendo casi en secreto. Desde que los encontré mi deporte favorito fue devorarlos, tumbada en el sofá. Leía lo que convenía que leyera y lo que ninguna niña de diez años debería haber leído. Aprendía palabras raras que soltaba en cuanto tenía ocasión en los lugares menos adecuados. Aprendí casi todo lo que sé del ser humano allí, en las páginas de aquellos tomos que olían a viejo. La realidad tan solo me servía para corroborar que los personajes nunca me mintieron, que los autores de los novelones que me esperaban por la noche me habían enseñado qué era la bondad y la maldad, la locura, el amor, la muerte.
Yo no podría ser sin libros.
Personalmente, no confío en la verdad. A mí no me interesan más que las mentiras. Ya desde niña me gustaba mentir y desde que escribo la mentira es mi pasión dominante.
Ojalá hubiera sabido decirlo así de bien y antes que Nancy Huston en esa gran novela que es Instrumentos de las tinieblas.
Escribir es mentir con convicción, es apasionarse por ese mundo que no existe más que allí donde tú lo ves. Es intentar crear los mapas, las rutas para que otros lleguen hasta él y lo habiten contigo.
Es un sonambulismo poco arriesgado y a veces rentable. Imitas como dormida a los que admiras. Copias sin saberlo. Caminas por la casa con los ojos abiertos mirando a la manera de otros. Con suerte, en un momento dado abres la ventana por voluntad propia y sigues avanzando por el alféizar.
Escribir es eso. Marcar una y otra vez el número de un novio muerto con la secreta esperanza de que una madrugada cualquiera se ponga al teléfono.
Es pasear por un jardín a oscuras. A veces piensas que te has colado en un cementerio. Otras, que ves lo que sucede aunque no haya luz.
Y escribes para que te encuentren. Esos que pasaron por lo mismo, o pensaron como tú, lo mismo que tú. Esos que tragarán saliva cuando al leer lo tuyo se lean. Un libro es una casa vacía que se llena de gente, una fiesta en la que te miran y tú miras. Escribes porque quieres que a tu fiesta vaya todo el mundo, y beban y te amen, aunque luego debas recoger los añicos de todas las copas rotas, aunque se acabe pronto, demasiado pronto, el vino que necesitarás en tu próxima soledad.
Premios
IV Premio Dos Passos a la primera novela.
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Manderley en venta
libros, Patricia Esteban ErlésPatricia Esteban Erlés
Diez relatos breves en los que la casa, la vida de puertas adentro, tienen un papel destacado en la narración. Los cuentos de Manderley en venta y otros cuentos abren la puerta a obsesiones con el espacio doméstico, el extrañamiento de la rutina, el juego gótico, fantasmal y negro de lo insólito, la inquietud de la normalidad. La presencia del sitio vivido simboliza en ocasiones el paraíso donde se desarrollan historias de amor, pero también el concepto de ruina o el ambiente hostil del que los personajes desearían escapar. Un libro indispensable para acceder a uno de los mundos más singulares de la literatura actual. Nadie hace lo que hace ella, que se lo digan a las hermanas gemelas o las muñecas que acaban encerradas en sus páginas. Premio de Narrativa Universidad de Zaragoza 2007. -
Las madres negras
libros, Patricia Esteban ErlésEn el convento de Santa Vela vive recluido un grupo de niñas huérfanas, víctimas de destinos oscuros y malhadados. Quienes las han llevado hasta allí para buscarles un futuro mejor ignoran que el convento está regido por la hermana Priscia, una mujer que solo entiende la entrega a Dios desde el fanatismo ideológico y el castigo del cuerpo y del alma. Ese universo cerrado parece obedecer en todo a la hermana Priscia hasta que una de las niñas, de nombre Mida, anuncia que Dios se le ha aparecido para decirle que Él no existe. Con estos mimbres, Patricia Esteban Erlés construye una novela llena de sensibilidad, profunda y cautivadora sobre la relación entre creencia y conocimiento, ciencia y fe, fanatismo y razón, con el conflicto siempre latente entre el mundo de los adultos y el de la infancia.
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Fondo de armario
libros, Patricia Esteban ErlésPatricia Esteban Erlés«Las palabras casi siempre cuentan una historia. Así sucede con la voz armario, que antiguamente definía el lugar donde se guardaban las armas. Creo que todavía hoy cada armario conserva parte de su significado original, porque en ese mueble oscuro y secreto guardamos a buen recaudo la ropa con la que armamos nuestro cuerpo, las prendas que nos defienden de la desnudez, que nos ocultan del otro o nos hacen brillar ante los demás, según nos convenga. Prendas de las que en ocasiones no somos capaces de desprendernos por lo mucho que significan. Vestidos asociados para siempre a una primera cita que fue el comienzo de algo. Vestidos sin estrenar, que nunca tuvieron su oportunidad, con los que nos sentimos en deuda. Vestidos olvidados en sus perchas que vuelven a surgir repentinamente porque se pone de moda un estampado o un color, que resucitan y encuentran su momento. »Cada armario posee, además, un fondo, misterioso en su lógica, un orden constante, basado en la repetición de tonos, cortes, estilos. La moda habla su propio lenguaje, y, como las palabras de un idioma, cada prenda está llena de posibilidades dialécticas, encierra un simbolismo, supone consciente o inconscientemente la elección de una actitud ante la vida. Yo soy mi ropa y mis textos, y creo que ambas cosas se parecen tanto entre sí que se comunican secretamente. Mi armario real está lleno de camisetas negras, de vestidos verdes, de terciopelo. El armario de esta selección de mis columnas, publicadas en el Heraldo de Aragón, es un muestrario de temas a los que recurro con frecuencia. Cuestiones como la defensa del feminismo y de los derechos de los animales, la fe inquebrantable en la sanidad y la educación públicas, el amor a la literatura que nos salva. Mi eterna fascinación por la belleza y el mal. Ese es mi fondo de armario». Patricia Esteban Erlés
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