Descripción
Porque quizás alguna vez, en alguna época no muy remota, hubiese existido un hombre medio dios, medio fantasma, que prefiriera el frío sano de la intemperie al calor viciado del hogar, alguien que aguardase la muerte lejos de la familia y eso que llamamos seres queridos, sin rezos, sin miedos, sin absoluciones ni amparos de última hora, devolverle a la vida lo que esta nos dio: preguntas, silencio, fabricaciones, humos, relojes, calendarios, analgésicos».
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